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No te limites a ser un simple jefe… ¡conviértete en líder!

no seas un jefe, sé un líder Profesionales Aquí

A pesar de la amplia literatura que existe en torno al tema del liderazgo, aún se sigue viendo como algo abstracto o nebuloso para muchas personas. La verdad, para lograr entender plenamente qué es un líder, lo ideal sería conocer a un líder en persona; tener la oportunidad de ser guiado por alguien que no ejerza poder o autoridad a la fuerza sino que —realmente— despierte algún tipo de admiración en ti que te inspire a querer seguir sus pasos o —al menos— que te haga confiar plenamente en sus decisiones.

Desde el punto de vista empresarial, el liderazgo es ese “no sé qué” que hace que no te sientas como un empleado más, como alguien a quien meramente le pagan por realizar una tarea. El líder hace que te sientas como una persona que tiene algo que aportar, algo que más nadie sino solo tú puedes aportar para el crecimiento de la organización. Te hace sentir importante.

De manera que, si tú no quieres ser un simple jefe, debes dejar de ver al personal a través del currículum, a través de sus títulos, estudios y experiencia laboral. Deber dar un paso más y conocerlos a profundidad; es decir, debes conocer las fortalezas y debilidades a nivel individual y a nivel de equipo de trabajo. Solo por medio de esta visión holística serás capaz de inventariar correctamente el capital humano.

El líder también es cercano. El trato humanitario del líder hacia su equipo de trabajo no debe confundirse con convertirse en el mejor amigo de los empleados ni con ir de fiesta con ellos los fines de semana. Un líder no debe admitir adulaciones ni tampoco pretender agradar o caerle bien a sus colaboradores, ¡ojo con esto!

La relación humanitaria entre el líder y sus seguidores se da desde el respeto. Como figura de autoridad, trata con sumo respeto a sus subalternos y exige —de forma implícita, sin amenazas, regaños ni insultos— el mismo respeto de vuelta. Para ser respetados, es menester la transparencia. Nada de mentiras, hipocresías, traiciones ni juegos en segundo plano. Si es necesario tomar decisiones que resulten incómodas para algunos colaboradores, hay que hacerlo de frente, explicando correctamente las razones y apelando al juicio común.

Por otro lado, un líder comprende que su rol es ese… liderar. Un líder no requiere ser la persona más inteligente, experimentada o talentosa del equipo de trabajo. Un líder controla su propio ego y se regocija ante la evolución de sus subalternos, ve con buenos ojos todos los aportes que pueden hacer a la organización los miembros más brillantes de su equipo de trabajo. Todo lo opuesto a los jefes tóxicos que solo desarrollan envidia y sienten temor de perder sus puestos de trabajo cuando llega alguien a aportar soluciones que antes habían pasado desapercibidas.

El líder ama pensar en el futuro, tiene un espacio dedicado a proyectos a largo plazo para la evolución de la organización. Un jefe que carezca del don del liderazgo solo se ocupa de las tareas urgentes del día a día. Cuando mucho, llega a enfocarse en un par de proyectos a mediano plazo. Realmente, el futuro lejano de la organización no es una prioridad para jefes ordinarios.

Así mismo, el líder no se victimiza culpando de los fracasos a algunos miembros de su equipo de trabajo. Probablemente existan subalternos culpables, pero un buen líder conoce las fortalezas y debilidades de sus colaboradores; por consiguiente, entiende que él debe anticiparse a los posibles errores de su equipo haciendo las correcciones necesarias. Una vez más, el líder tiene dominio sobre su ego: asume como suyos los fracasos del equipo y atribuye los éxitos a sus colaboradores (mientras que un jefe tóxico culpa a los otros cuando algo sale mal y, cuando todo funciona, se vanagloria a sí mismo)

Como dijimos al principio, la única forma de apreciar la belleza del liderazgo es conocer a un líder en persona, ver cómo el líder trabaja con y por amor hacia la organización, a los proyectos y al equipo de trabajo. Lamentablemente no es posible encontrar un líder a la vuelta de la esquina. Sin embargo, siguiendo lo descrito en este artículo, seguramente tú lograrás ser ese líder que inspire a otros a dar lo mejor de sí mismos y, cuando menos lo esperes, serás tú el modelo a seguir para el surgimiento de una nueva generación de líderes

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