¿Cuál es el punto de estar aquí? Seguramente lees este artículo de blog con el objetivo de aprender algo, ¿no?
Hay una razón por la cual estás aquí y, también, hay una razón por la cual estás emprendiendo un negocio. No sé si alguna vez hayas tomado una pausa para preguntarte a ti mismo el por qué no simplemente estás trabajando en una empresa como empleado sino que, en su lugar, decidiste ser independiente, empezar algo desde cero. ¿Por qué?
Piensa en ello, piensa en el punto de estar aquí. Lo importante de ese punto es que si nosotros entendemos por qué estamos aquí va a ser más fácil saber hacia dónde queremos ir. Emprender es algo intencional y —quiero que la palabra «intencional» quede fijada en tu memoria— la palabra «intencional» no es lo mismo que la palabra «intención».
Tener la intención de hacer algo puede quedarse en solo un pensamiento. Por ejemplo, digamos que tenías la intención de llamar a tu madre el día de su cumpleaños y, por alguna razón, no la llamaste; por ende, la intención se quedó en el pensamiento. En cambio, la intencionalidad implica una acción. Por tal motivo; emprender es algo intencional. No solamente conlleva pensar en una idea, también demanda la toma de acción para ejecutarla.
Lo correcto es que todas tus decisiones sean intencionales, que las acciones que realices sean la evidencia de tus decisiones tomadas a nivel personal y profesional. La naturaleza de las decisiones conscientes está ligada a los qué, por qué, cómo y cuándo; es decir, a las preguntas que te haces a ti mismo.
¿Qué puedo hacer, junto con mi equipo, para que este emprendimiento funcione mejor?, ¿qué fechas límites establezco para la ejecución de mis decisiones?, ¿cómo lo voy a realizar?… Es decir, ser una persona intencional va más allá de las metas o decisiones tomadas; implica la planeación, trazar el camino a recorrer para materializarlas.
¿Qué quiero o necesito aprender?, ¿qué puedo enseñar o aportar?, ¿me guardaré lo mejor de mí o, por el contrario, estoy realmente dispuesto a compartirlo todo con los demás? Reflexionar sobre estas preguntas te ayudará a determinar en qué punto de tu vida (personal y profesional) te encuentras. Luego, sabiendo donde estás, podrás reconocer hacia dónde vas.
Si no sabes hacia dónde vas, si inicias tu emprendimiento sin ningún propósito o enfoque definido puede llegar alguien más y decirte «¿por qué no hacemos esto?, ¿y por qué no probamos esto otro?»; entonces, te verás yendo por aquí y por allá. Coloquialmente hablando, picotearás en todas partes para darte cuenta que, al final, no habrás logrado nada… ¡Ojo con esto!
Lo anterior puede llevarte a cambiar el giro de tu negocio hacia algo que no sea lo tuyo, a asociarte con quien no debes… en fin, a meter la pata. Por ende, se hace menester saber lo que realmente quieres, saber decir que NO a las propuestas contrarias a la visión de tu emprendimiento, a dirigirte hacia tus objetivos sin que nada te distraiga.
Puede que las circunstancias externas —como lo fue la pandemia por COVID-19, por ejemplo— te obliguen a realizar cambios drásticos en tu modelo de negocios. Tal vez, para evitar cerrar las puertas de tu emprendimiento, te hayas visto en la necesidad de migrar a alguna plataforma virtual cuando, anteriormente, solo te concentrabas en actividades presenciales. En tales casos, conocer el propósito de tu emprendimiento te permite realizar cambios —muchas veces dramáticos— sin perder el norte, sin dejar de perseguir la intención original. En pocas palabras, te hará capaz de adaptarte intencionalmente a las condiciones cambiantes del entorno sin perder tu esencia.
De este modo, hablamos de resiliencia, una resiliencia con base en el propósito de nuestro emprendimiento.
Artículo basado en la ponencia realizada por Wendy Meruvia (@wendy.emprendedorasocial) a los estudiantes del YLAI BootCamp online 2021 llevado a cabo en el Aula Virtual de ProfesionalesAQUÍ.com