Cuando nos preparamos para una entrevista de trabajo, nuestra atención probablemente se centra en las preguntas difíciles que enfrentaremos, las respuestas que daremos y las anécdotas profesionales, ingeniosas y ligeramente graciosas que contaremos. Después de todo, de eso se trata la mayor parte de la entrevista y de lo que (con suerte) nos permitirá obtener un pase rápido a una carta de oferta.
Sin embargo, incluso antes de que tengamos la oportunidad de dar esas respuestas impecablemente pensadas, ya tendremos todos los ojos puestos encima, evaluando nuestro potencial para adaptarnos al trabajo y a la empresa. Desde el momento en que entramos por la puerta, la presión aumenta: tenemos que causar una primera impresión estelar.
Antes de comenzar tu próxima entrevista, consulta estos ocho consejos que te traemos desde Profesionales AQUÍ para que estés seguro de presentarte de manera adecuada y tener la entrevista de trabajo más exitosa posible.
1. Sé puntual
Lo has escuchado un millón de veces: “Si llegas temprano, llegas a tiempo; si llegas a tiempo, llegas tarde”. Ser puntual debe ser un hecho, especialmente cuando el trabajo de tus sueños está en juego. Pero no importa cuántas veces lo hayas escuchado, vale la pena mencionarlo nuevamente: llega a tiempo.
¿Vas tarde? Llama lo antes posible para informar a tus entrevistadores. Lo apreciarán mucho más que si les ofreces una excusa poco convincente después de haberlos tenido esperando durante 30 minutos.
2. Vístete como corresponde
Tu apariencia probablemente no será la base de la decisión final del entrevistador, pero ciertamente puede influir en cómo te perciben por primera vez. Cuando te presentas con un traje bien planchado y zapatos impecables con un maletín a cuestas, darás la impresión de ser una persona profesional y bien arreglada.
Si, por el contrario, vistes un poco más informal que todos los demás en la oficina, haciendo malabares con tu maletín, bolso, paraguas y una pila de currículums, probablemente no exudarás la misma sensación de profesionalismo.
3. Lleva sólo lo esencial
Es posible que necesites una dosis de cafeína para animarte ante tu inminente reunión, pero no lleves tu vaso desechable a la oficina para terminar los últimos sorbos. Claro, no parece gran cosa (¿quién no bebe café en el lugar de trabajo?), pero probablemente no quieras que tu primera interacción con tu posible empleador (o incluso con la recepcionista) sea algo así como: «Oye, ¿tienes una papelera por allí?»
Lo mismo ocurre con otros elementos no esenciales, como la barra de granola que estás comiendo o el chicle que olvidaste escupir. Puede que no sean motivo suficiente para descartarte, pero no te pondrán en la luz más favorable.
4. Sé amable con la recepcionista
Es posible que la persona en la recepción no sea el gerente de contratación, pero eso no significa que la impresión que tenga de usted no importe. De hecho, algunas empresas piden específicamente a sus recepcionistas que informen sobre el comportamiento de los entrevistados que entran por la puerta. Y eso probablemente influye en la decisión final de contratación, por lo que es importante tratar a esa persona tan bien como tratarás a tu entrevistador.
5. Guarda tu teléfono
Es una tendencia natural sacar tu teléfono inteligente cada vez que tienes que esperar: en la fila del supermercado, durante los comerciales, mientras esperas que la máquina expendedora te dispense tu Coca-Cola Light… ya sabes.
Pero, si estás esperando en el vestíbulo, no utilices automáticamente tu teléfono para matar el tiempo. En su lugar, tómate ese tiempo para revisar tu currículum (o tu guía de preparación todo en uno) y piensa en lo que quieres transmitir durante la entrevista. Luego, cuando tu entrevistador haga su aparición, no te tomarán desprevenido, no tendrás que cerrar Instagram ni guardarás tu teléfono apresuradamente en tu maletín.
6. Ten todo ordenado, organizado y accesible
Puedes estar seguro de que, dentro de los primeros minutos de tu reunión, tu entrevistador te pedirá una copia de tu currículum actualizado. Pero si tienes que hurgar en tu bolso, entre envoltorios de dulces, cargadores de teléfonos y recibos viejos, lucirás un poco desorganizado.
Para causar la mejor primera impresión, todo lo que necesitas debe estar perfectamente organizado y ser fácilmente accesible: debes poder sacar tu currículum, referencias e incluso un bolígrafo (uno que no esté completamente destrozado) cuando te lo pidan. Cuanto menos tengas que hurgar en tu bolso, mejor.
7. Da el primer paso
Cuando eres un invitado en la oficina de tu posible empleador, probablemente esperas que él dé el primer paso cuando se trata de presentaciones. Y si bien eso puede terminar siendo cierto, no temas extender primero la mano para ese apretón de manos inicial. Con solo ese pequeño gesto, estás transmitiendo que estás emocionado de estar allí, listo para comenzar tu entrevista, confiado y seguro de ti mismo.
8. Encuentra una conexión
Después de realizar las presentaciones iniciales, consolida tu primera impresión estelar estableciendo una conexión con el entrevistador. No tiene que ser algo grande, solo algo en común que te pondrá el pie en la puerta y comenzará tu conversación con una vibra de «esto podría funcionar«.
Tal vez el título colgado en la pared de la oficina del entrevistador genere esa conexión (“Oh, ¿fuiste a la Universidad de Florida? ¡Yo también soy Gator!”), o el premio colocado en su estantería (“Yo también corrí el maratón de Boston el año pasado. ¿Cómo te fue?”).
¿No ves nada digno de conversación? Profundiza un poco más en una pequeña charla: ¿Cuánto tiempo lleva viviendo el entrevistador en la zona? ¿De dónde se mudó? Saca detalles que te permitan romper el hielo («Oh, ¿te mudaste desde Atlanta? Viví allí hace unos años. ¿No está el peor tráfico en la avenida 285?«). No tiene que ser una conexión importante; pero encontrar algo sobre lo que conversar antes de ponerse manos a la obra los tranquilizará a ambos.
Es posible que estos consejos por sí solos no te garanticen el trabajo, pero ciertamente pueden acercarte un poco más. Cuando comiences tu entrevista con el pie derecho, podrás afrontar las preguntas difíciles con confianza. Y esa podría ser la clave para tu nuevo trabajo.
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