,

El abismo existente entre decidir y ejecutar lo decidido

toma de decisiones en el liderazgo Profesionales aquí

Desde siempre, seguir el camino más beneficioso ha sido difícil. Sus tramos se hallan plagados de obstáculos como el desconocimiento, la falta de voluntad y la incapacidad. El desgaste que representa el nadar contracorriente hace que otros caminos menos fructíferos sean más tentadores. Este fenómeno es, a nivel social, paradójicamente comprendido, tolerado e, incluso, justificado cuando hablamos acerca de jóvenes en situación de pobreza que abandonan sus estudios, políticos que procrastinan la solución de problemas en las comunidades pequeñas o emprendedores nóveles que cierran sus negocios por una mala administración. Sin embargo, cuesta creer que aun en asuntos de vida o muerte donde estén muchas personas involucradas se sea incapaz de tomar decisiones sobre cambios que, de no ejecutarse, acarrearían fatales consecuencias.

En el primer trimestre del 81’, un bebé recibió una transfusión sanguínea en el Banco de Sangre Irving Memorial de San Francisco proveniente de un donante de cuarenta y siete años. En julio de ese mismo año, la creciente evidencia epidemiológica condujo a la comunidad médica a la conclusión de que el SIDA era una enfermedad contagiosa transmitible por contacto sexual y a través de la sangre.

Ya para mediados de septiembre de 1981, el bebé receptor de la transfusión sanguínea cae enfermo con un cuadro de inmunodeficiencia adquirida al mismo tiempo que su donante —también enfermo— le notifica a su médico que era un donante de sangre habitual.

A finales de ese mismo año, el Centro para el Control de Enfermedades alertó a los bancos de sangre sobre la situación. Durante los meses subsiguientes, se constataron y documentaron más casos de SIDA transmitidos por transfusión sanguínea.

No obstante, los banqueros de sangre de EEUU negaron públicamente toda la evidencia de este fenómeno. Esta industria empleó todo su poder político e influencias en los medios de comunicación para impedir el análisis de la sangre almacenada. Ellos sabían que el costo de las pruebas de SIDA era elevado y tenían temor de la forma en la que esto afectaría la captación de donantes y la demanda de sangre en bancos no lucrativos.

En pos de defender sus propios intereses, la industria de la sangre provocó el contagio de más de doce mil personas. La batalla entre los científicos y los banqueros de sangre era desigual: estos últimos eran expertos en el uso del lenguaje, tenían capacidad de persuasión e influencia interpersonal mientras que, los médicos, solo contaban con la verdad presentada en datos contundentes los cuales sucumbieron ante los intereses ocultos que retrasaron cualquier decisión legal sobre el SIDA que hubiese podido impedir tal mortandad.

En este sentido, usted se preguntará: ¿qué tiene que ver esta triste historia con la toma de decisiones y el emprendimiento? Pues bien, esta historia es un ejemplo drástico de un fenómeno que se manifiesta en todos los ámbitos de la vida humana; aunque seamos como los médicos y tengamos la verdad de nuestro lado, si no tenemos la capacidad de sortear los obstáculos de forma audaz y oportuna, el retraso en la ejecución de decisiones correctas —como el análisis de sangre de los donantes, en este ejemplo— traerá consecuencias nefastas.

Llegados a este punto, es menester entender que un líder no solamente debe tener buenas ideas (conocer el camino correcto); también debe darse a la tarea de desarrollar las habilidades necesarias para implementarlas (adquirir conocimiento, fuerza de voluntad y habilidad para sortear los obstáculos). Debe ser capaz de nadar contracorriente sin desgastarse. Dicho de otro modo, un líder empresarial no se conforma con tener una buena idea de negocios, un producto o servicio de comprobada utilidad e interés para un nicho de mercado; sino que forja las destrezas requeridas para consolidar su visión y vencer las oposiciones o, en las palabras de Richard Nixon:

“No basta que un líder sepa la acción apropiada a tomar, es necesario también que sea capaz de llevarla a la práctica. El dirigente que no tenga el juicio o la percepción necesaria para materializar las adecuadas decisiones, adolece de falta de visión. Aquel que conozca lo que es correcto, pero que no pueda llevarlo a cabo, falla de todos modos, puesto que es inefectivo. El gran líder necesita… estar capacitado para el logro”.

Capacítate para el logro, inscríbete en nuestro programa Escuela de Empresarios. Allí, podrás disfrutar de contenidos educativos y clases en vivo sobre las áreas de mayor interés para los hombres y las mujeres de negocio. Adicionalmente, recibirás asesorías personalizadas para una revisión de tu modelo de negocio por parte de nuestros expertos. Por si fuera poco, pasarás a formar parte de nuestra comunidad online donde conocerás a otros emprendedores de Latinoamérica, EEUU y el Caribe con quienes podrás establecer relaciones comerciales y ampliar tu red de contactos.

Escuela de empresarios Profesionales AQUÍ

No lo pienses más, avanza asertivamente en la consecución de tus objetivos. Haz clic aquí para mayor información.